sábado, 30 de julio de 2011

Palabras

Palabras vulgares y morbosas lanzadas en la calle por hombres para molestar y humillar están en la memoria de muchas mujeres venezolanas. Apenas comienzan a dibujarse debajo de la franela azul los pezones abultados y a notarse las caderas redondeadas, cualquier niña venezolana tiene que lidiar con palabras groseras y sexualmente explícitas lanzadas por hombres en la calle. Esta forma de violencia no está penada por la ley, ni es considerada un delito sexual, pero sin duda nos sentiríamos aliviadas si así fuera.
Otras palabras, las que seducen, penetran nuestro cuerpo, nuestra intimidad, y despiertan fantasías, erotismo y sentimientos de enamoramiento. Cuando un adulto/a con toda su experiencia, poder y desarrollo cognitivo se dispone a seducir a una niña (o niño) con la palabra escrita o hablada, ya sea personalmente, chateando, por teléfono, o enviando mensajes de texto, cartas o notas, está ejerciendo una forma de abuso sexual sin contacto físico denominada seducción verbal explícita. Como el fisgoneo, la seducción verbal explícita dirigida a niñas o niños puede ser el primer peldaño en una secuencia de actos abusivos más traumáticos, y debe ser detenida y denunciada apenas sea detectada.
Compartiré con los lectores el caso de Aurora. Ella es una niña bastante reservada que tiene doce años y la apariencia de una joven de dieciséis. Es la hija de una gran amiga. Tres semanas después del matrimonio de su tío, le contó a su mamá que su padrino “se le había declarado” en la fiesta del tío.
Sucedió en un momento en que se quedó sola con su padrino, porque todos se pararon a bailar, incluyendo a la esposa del padrino. En la mesa en que Aurora estaba sentada con toda su familia, este señor de 35 años se dirige a su ahijada con palabras seductoras; le dice que está preciosa; que ya se hizo mujer; que piensa en ella todos los días y que cree que se está enamorando de ella. Aurora, sorprendida y asustada, le pregunta por su esposa (con la que se casó hace apenas seis meses) y él le responde que las ama a las dos… Justo en ese momento se acaba la música y todos vuelven a la mesa. Aurora no se despega de sus padres el resto de la fiesta…
Solo tres semanas después y en medio de mucha angustia y dudas se atreve a contarle a su mamá lo ocurrido. Su mamá, furiosa, me llama para consultarme qué debe hacer y yo le digo lo mismo que le diría a usted si descubre que un adulto esta abordando a una niña con palabras explícitamente seductoras: ¡denuncie!
La seducción verbal de un adulto hacia una niña (sin importar la edad que ella aparente) es el primer señuelo para llegar a actos abusivos más graves. Es difícil que una denuncia por seducción verbal explícita prospere desde el punto de vista judicial, pero será una advertencia clara para el agresor y una manera eficaz de proteger a su hija.

No hay comentarios:

Publicar un comentario