En nuestro artículo anterior subrayamos la importancia de dimensión erótica de la sexualidad como un factor esencial para la calidad de vida y el desarrollo humano. Nuestra motivación para el abordaje de este tema tiene que ver con las preguntas formuladas de forma anónima por un grupo de personas de comunidades rurales quienes participaron en un taller que llevamos cabo en el estado Guarico recientemente. Una de esas preguntas fue: ¿Por qué las personas se ponen frías o sea no sienten deseos de tener relaciones?
En el Diccionario de Estudios de Género y Feminismos compilado por Susana Gamba, se describen una algunas características de la actividad erótica que la distinguen de las prácticas sexuales rutinarias, entre ellas se señala: Lo erótico y lo sugerido son inseparables, lo sugerido permite continuar pensando en aquello que se desea… y queda a cargo de la pulsión (el deseo) completar imaginariamente aquello que no se dice o se muestra. Es decir, lo erótico es la imaginación y la poesía en comunión con el impulso sexual. Rubén Monasterios, por su parte, en su libro Lo erótico/ Lo pornográfico reseña lo siguiente: Sexualidad y erotismo no son la misma cosa; para que la más primitiva función sexual se vuelva pasión o se haga exacerbada debe intervenir otro componente correspondiente a las elaboraciones intelectivas del instinto sexual, y este no es otro que una facultad, que hasta donde sabemos, solo está ampliamente desarrollada en la especie humana: la imaginación; en consecuencia, es del todo válido afirmar que el erotismo es la imaginación puesta en función de la sexualidad. Así es, el erotismo es lo que diferencia la función sexual humana de la de los demás animales del planeta, y es que los únicos seres vivos que tenemos imaginación somos los humanos… y las humanas, por supuesto.
¿Por qué las personas se ponen frías o sea no sienten deseos de tener relaciones? Creemos que las razones son muchas: la idea equivocada de que la principal y única función de la sexualidad es la reproductiva; la idea equivocada de que la sexualidad es un aspecto de nuestra vida del cual debemos avergonzarnos; la idea equivocada de que la sexualidad y la imaginación deberían estar desvinculados; la idea equivocada de que el tiempo dedicado a la sexualidad en un tiempo ocioso, sin oficio; la idea equivocada de que no hay por que hablar de nuestras necesidades y preferencias sexuales con nuestras parejas; las ideas equivocadas y la mala información que manejamos sobre nuestros órganos genitales y la función sexual. Las muchas ideas equivocadas sobre la sexualidad que se manejan en nuestra cultura son las responsables de la dificultad generalizada para poner la imaginación en función de la sexualidad, y elevar así nuestra calidad de vida desde la dimensión erótica.
Los pueblos tienen derecho al bienestar y los placeres sexuales, tienen derecho a disfrutar la dimensión erótica de la sexualidad para mejorar su calidad de vida.
Desarrollar una política educativa que nos permita identificar, conocer y desarrollar los aspectos positivos de la sexualidad y el erotismo, es una deuda pendiente con nuestro pueblo.