sábado, 18 de junio de 2011

Falsas Creencias III

Esta semana continuaremos revisando la lista de falsas creencias sobre el abuso sexual publicada por Avesa en el folleto Atención del Abuso Sexual Infantil. Una perspectiva de trabajo desde la experiencia de Avesa:
11) Se cree que los niños y niñas a menudo mienten acerca del abuso sexual; cuando en realidad sucede que la mayoría de las veces, cuando un niño o niña refiere un hecho de abuso sexual, es porque ha ocurrido. Los niños no pueden describir experiencias que desconocen. En los casos excepcionales, en los cuales mienten, suele ser por sugestión o presión por parte de otro, y una evaluación exhaustiva puede determinarlo.
12) Se cree que el abuso sexual siempre es cometido por hombres en perjuicio de niñas y adolescentes femeninas; cuando en realidad sucede que, aunque la mayoría de las veces el abuso es cometido por personas del sexo masculino, también es ejercido por personas del sexo femenino. Es muy probable que haya un subregistro de estos casos, en vista de que hay una mayor permisividad y naturalización del contacto físico entre una mujer adulta y un niño o niña. En cuanto a las víctimas, son más las niñas objeto de abuso sexual que los niños, tendencia que se acentúa para las víctimas del sexo femenino a partir de la adolescencia.
13) Se cree que la ausencia de indicadores de violencia física demuestra que el niño, niña o adolescente colabora con el hecho; cuando en realidad sucede que existe abuso sin violencia física. Los recursos defensivos del niño, niña o adolescente no son equivalentes a las estrategias de sometimiento y manipulación del agresor, y por eso este no requiere ejercer violencia física.
14) Se cree que las adolescentes son violadas por andar con ropa insinuante y actitudes provocadoras; cuando en realidad sucede que la apariencia física no es lo más relevante. El común denominador de la violencia sexual es la situación de indefensión de la víctima. Todo abuso sexual es responsabilidad de quien lo comete
15) Se cree que las madres son las culpables del incesto por tener complicidad con el agresor; cuando en realidad sucede que muchas madres desconocen la situación de abuso como tal. Muchas de ellas son paralelamente víctimas de violencia doméstica y/o fueron abusadas sexualmente, lo que les dificulta intervenir efectivamente para detener el abuso.
No nos cansaremos de alertar sobre cómo estas falsas creencias influyen de forma nefasta en la calidad de la atención y el acceso a la justicia que las instituciones y los profesionales brindan a las víctimas de abuso sexual. Así pues, es urgente la reflexión crítica por parte de todos los sectores responsables del abordaje de esta terrible epidemia oculta.

sábado, 11 de junio de 2011

Falsas Creencias II

En nuestro anterior artículo señalábamos como la garantía del derecho de niños, niñas y adolescentes abusados sexualmente a servicios de atención de calidad y acceso a la justicia está relacionada con la concepción del abuso sexual manejada por los profesionales encargados de atender estos casos. Así, revisar los mitos y falsas creencias sobre el abuso sexual producto de los prejuicios machistas que han prevalecido por siglos en el abordaje del tema es una tarea necesaria. Por ello esta semana continuaremos revisando la lista falsas creencias sobre el abuso sexual publicada por Avesa en el folleto Atención del Abuso Sexual Infantil. Una perspectiva de trabajo desde la experiencia de Avesa:
3) Se cree que hoy se producen más casos de de abuso sexual que en el pasado; cuando en realidad sucede que no tenemos parámetros de comparación porque antes no se reconocía el problema como tal, ni se hacían registros. Ahora se conoce el problema, se empieza a manejar la casuística y a vislumbrarse su magnitud.
4) Se cree que es un problema de los sectores pobres y carentes de educación; cuando en realidad sucede que el abuso sexual ocurre en todos los estratos socioeconómicos y niveles educativos.
5) Se cree que el agresor es un desconocido; cuando en realidad sucede que en la mayoría de los casos proviene del entorno social del niño, niña o adolescente.
6) Se cree que el abuso acontece en lugares públicos aislados y de noche; cuando en realidad sucede que frecuentemente ocurre en el hogar o en lugares considerados seguros por la familia ( más del 60% de los casos) , y el horario sólo depende de la oportunidad que tenga el agresor de estar en contacto con la victima.
7) Se cree que el agresor es fácilmente detectable por su apariencia de perturbado mental; cuando en realidad sucede que los agresores tienen apariencia común, indiferenciable del resto de las personas.
8) Se cree que el abuso sexual es cometido por homosexuales; cuando en realidad sucede que la mayoría de los agresores sexuales conocidos son heterosexuales, pues la orientación sexual de agresor no determina la ocurrencia del abuso.
9) Se cree que la violación se debe a un impulso sexual incontrolable; cuando en realidad sucede que los impulsos sexuales son conscientemente controlables por hombres y mujeres. La mayoría de las violaciones son total o parcialmente planificadas.
10) Se cree que sin un niño o niña calla, de alguna manera es cómplice de lo ocurrido; cuando en realidad sucede que niños y niñas callan por su propia dificultad para reconocer el problema, por la desconfianza en su entorno y/o por temor a las consecuencias de revelar lo que le está pasando.
En nuestro próximo artículo seguiremos hablando sobre este tema.

sábado, 4 de junio de 2011

Falsas creencias

De la concepción que tenga del abuso sexual el o la profesional de cualquier ámbito relacionado con esta grave problemática (policial, jurídico, médico, psicológico, educativo, social y comunicacional), a quien corresponda atender a los niños, niñas y adolescentes agraviados, depende la calidad de la atención ofrecida y el grado de justicia posible.
Es necesario revisar una serie de falsas creencias, producto de la desinformación, los prejuicios que han prevalecido por siglos en el abordaje del tema. Los profesionales deben analizar de forma crítica estas afirmaciones y contrastarlas con la información especializada, basada en experiencia de quienes trabajamos de manera sistemática de casos de abuso sexual. Del abordaje riguroso basado en la información científica y la perspectiva de los derechos humanos de niños, niñas y adolescentes que tengan los policías, jueces, médicos, psicólogas, maestras, lideres comunales y periodistas, dependerán las probabilidades de las víctimas de sobrevivir a este grave trauma de la mejor manera posible, así como las oportunidades de que los agresores sean debidamente sancionados por la justicia. Por ello dedicaremos este artículo y los próximos a la revisión de una serie de mitos y estereotipos que muchos de nosotros repetimos de manera inconsciente y que afectan de manera dramática la calidad de atención y el acceso a la justicia que le brindamos a las victimas de abuso sexual.
Catrín Ramírez, psicóloga que coordinó nuestros Servicios de Atención en Violencia Sexual y Domestica durante varios años, enumera una serie de falsas creencias sobre el abuso sexual en un folleto titulado: Atención del Abuso Sexual Infantil. Una perspectiva de trabajo desde la experiencia de Avesa. Según esta autora:
1) Se cree que los casos de abuso sexual son escasos y no constituyen un problema grave; cuando en realidad sucede que los casos de abuso sexual han sido invisibilizados por siglos, aunque cada vez se reconoce más a nivel mundial y nacional su alta incidencia y prevalencia, así como las graves consecuencias que acarrean a los niños, niñas y adolescentes abusados.
2) Se cree que es un problema privado, de interés exclusivo de la familia; cuando en realidad sucede que, aunque la mayoría de los casos ocurren en el ámbito privado, sus implicaciones y consecuencias lo hacen un asunto de interés publico, que amerita una respuesta social oportuna para evitar su reincidencia, penalizar lo ocurrido y ofrecer alternativas de apoyo.
3) Se cree que suele ser un problema aislado; cuando en realidad sucede que cuando ocurre en el hogar o entre personas de contacto cercano (que es lo más frecuente), suele ser recurrente.
En nuestro próximo artículo seguiremos hablando sobre este tema.