Hace diez años cerca de esta fecha, recibía yo una llamada madrugadora para que prendiera el televisor y viera si la calle de San Bernardino que aparecía arrasada por el agua y el barro en la televisión, no era la de la sede de Avesa. Por fortuna, no era nuestra calle, una cuadra antes de nuestra sede, el desbordamiento de la quebrada Anauco causado por las lluvias volvía a tomar su cause por la quebrada. Nos salvamos de milagro, pero el Barrio Anauco y las calles cercanas de la urbanización fueron severamente castigadas por el agua. La mayoría de nosotros se solidarizó con las víctimas de la tragedia de diciembre de 1999, es verdad, pero cuando un suceso como ese te roza de tan cerca, se siente una consternación difícil de describir, te ronda de cerca la certeza que por cuestión de pocos metros no fuiste tú, no fue tu casa, no fue tu sede. Entonces el sentimiento de solidaridad se convierte en una pulsión que necesita ser saciada…
Con ese sentimiento abordamos nuestro trabajo voluntario en los refugios que acogieron a los damnificados de la tragedia de Vargas (que igual hizo sus estragos en Miranda y Caracas). Los primeros días hicimos lo que cientos de venezolanos/as: nos incorporamos a los equipos que trabajaron en centros de acopio y refugios, recogiendo y sistematizando información relevante sobre los damnificados, repartiendo comida, contactando familiares y cualquier otra tarea asignada Protección Civil y organismos afines. Pero a las pocas semanas cuando la urgencia del primer impacto se aplacó un poco, emergió la necesidad de hacer nuestros aportes desde las áreas en las que tenemos experticia: Salud Sexual y Reproductiva, Educación Sexual y Atención en Violencia Sexual y Doméstica ¿Cómo hacerlo? Surgió como nuestra primera pregunta ¿Cómo se relacionan estas áreas de trabajo con la dinámica que se vive en un refugio? ¿Son estos temas de relevancia e interés para las personas afectadas? Fueron otras preguntas que nos hicimos.
Las respuesta a nuestras preguntas aparecieron solas, de los hechos, empezamos a recibir solicitudes de los coordinadores de los propios refugios, resulta que sucesos de violencia contra la mujer (maltrato verbal, psicológico y físico) ocurrían con frecuencia diaria; eventos de violencia sexual contra las mujeres y abuso sexual de niños y niñas también se habían registrado; no se ofrecían servicios de salud sexual y reproductiva a las usuarias y usuarios de los refugios; ningún programa de prevención del VIH/SIDA se estaba llevando a cabo; tampoco programas de prevención de embarazo e infecciones de transmisión sexual dirigidos a la población adolescente .
Mucho hemos hablado en este espacio de como, debido al que el tema de la sexualidad es tabú, cuesta integrarlo a las políticas públicas y estrategias de trabajo comunitario. Grave error. Las personas que están siendo atendidas en los refugios habilitados para atender la tragedia ocasionada por las lluvias recientes, deben ser atendidas también en lo relacionado con sus Derechos Sexuales y Reproductivos, esos son también Derechos Humanos. Ponemos a la orden nuestra experiencia institucional en el área.