sábado, 11 de diciembre de 2010

Refugios y Sexualidad

Hace diez años cerca de esta fecha, recibía yo una llamada madrugadora para que prendiera el televisor y viera si la calle de San Bernardino que aparecía arrasada por el agua y el barro en la televisión, no era la de la sede de Avesa. Por fortuna, no era nuestra calle, una cuadra antes de nuestra sede, el desbordamiento de la quebrada Anauco causado por las lluvias volvía a tomar su cause por la quebrada. Nos salvamos de milagro, pero el Barrio Anauco y las calles cercanas de la urbanización fueron severamente castigadas por el agua. La mayoría de nosotros se solidarizó con las víctimas de la tragedia de diciembre de 1999, es verdad, pero cuando un suceso como ese te roza de tan cerca, se siente una consternación difícil de describir, te ronda de cerca la certeza que por cuestión de pocos metros no fuiste tú, no fue tu casa, no fue tu sede. Entonces el sentimiento de solidaridad se convierte en una pulsión que necesita ser saciada…
Con ese sentimiento abordamos nuestro trabajo voluntario en los refugios que acogieron a los damnificados de la tragedia de Vargas (que igual hizo sus estragos en Miranda y Caracas). Los primeros días hicimos lo que cientos de venezolanos/as: nos incorporamos a los equipos que trabajaron en centros de acopio y refugios, recogiendo y sistematizando información relevante sobre los damnificados, repartiendo comida, contactando familiares y cualquier otra tarea asignada Protección Civil y organismos afines. Pero a las pocas semanas cuando la urgencia del primer impacto se aplacó un poco, emergió la necesidad de hacer nuestros aportes desde las áreas en las que tenemos experticia: Salud Sexual y Reproductiva, Educación Sexual y Atención en Violencia Sexual y Doméstica ¿Cómo hacerlo? Surgió como nuestra primera pregunta ¿Cómo se relacionan estas áreas de trabajo con la dinámica que se vive en un refugio? ¿Son estos temas de relevancia e interés para las personas afectadas? Fueron otras preguntas que nos hicimos.
Las respuesta a nuestras preguntas aparecieron solas, de los hechos, empezamos a recibir solicitudes de los coordinadores de los propios refugios, resulta que sucesos de violencia contra la mujer (maltrato verbal, psicológico y físico) ocurrían con frecuencia diaria; eventos de violencia sexual contra las mujeres y abuso sexual de niños y niñas también se habían registrado; no se ofrecían servicios de salud sexual y reproductiva a las usuarias y usuarios de los refugios; ningún programa de prevención del VIH/SIDA se estaba llevando a cabo; tampoco programas de prevención de embarazo e infecciones de transmisión sexual dirigidos a la población adolescente .
Mucho hemos hablado en este espacio de como, debido al que el tema de la sexualidad es tabú, cuesta integrarlo a las políticas públicas y estrategias de trabajo comunitario. Grave error. Las personas que están siendo atendidas en los refugios habilitados para atender la tragedia ocasionada por las lluvias recientes, deben ser atendidas también en lo relacionado con sus Derechos Sexuales y Reproductivos, esos son también Derechos Humanos. Ponemos a la orden nuestra experiencia institucional en el área.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Facilitar Nacimientos

A María Auxiliadora Díaz la conocí hace muchos años cuando era alumna de Elisa Jiménez (mi madre), en la Escuela de Psicología de la UCV y trabajaba como pasante en el Centro de Orientación Familiar de San Martín, también coordinado por Elisa. María relata la impronta de esta profesora en su vida: “La primera cosa que a mí me impactó de Elisa fue su discurso, su pasión. Lo que decía tenía una enorme fuerza y lo sostenía con una gran convicción, por eso escogí hacer las pasantías en la Maternidad. Entrar en la Maternidad y conocer a Elisa cambió mi vida”.
Al entrevistarla me cuenta que en veinticinco años que pasó preparando mujeres para el parto y conduciéndolas para dar a luz debe haber acompañado cerca de los mil partos “Empecé en el ámbito público, en la Maternidad Concepción Palacios, pero hubo un momento que me pareció frustrante preparar a las mujeres para que se apropiaran de su cuerpo a la hora del parto y no poder acompañarlas para que esos aprendizajes se pusieran en práctica en la propia sala de parto. Era imposible pensar que en las salas de parto de una Maternidad pública iban a permitir el parto sin violencia, el parto en agua, la participación del marido en los partos, y todas esas cosas que ya estábamos experimentando desde el programa de preparación para el parto en el proyecto inicial de Avesa”. El proyecto que María estaba gestando requería espacio propio, así que con el aval de su Maestra fundó BuenNacer, institución pionera en el área de la educación prenatal y la facilitación del nacimiento en Venezuela. María se define como educadora prenatal y facilitadora del nacimiento, subraya que su trabajo abarca las etapas del embarazo, el parto y el postparto. Relata con la misma pasión de su maestra lo que la llevó a dedicarle su vida a este proyecto: en primer lugar haber sido testigo de la toma de consciencia y empoderamiento de las mujeres al ser autónomas y tener el control de su propio cuerpo durante su embarazo y parto; luego la paz y plenitud de los niñas y niños que llegan al mundo en un ambiente cálido e íntimo, recibidos por su padre y su madre entregados a facilitarles el paso del vientre materno a este mundo difícil; y por último la maravilla que resulta ver de cerca a los verdaderos hombres nuevos, aquellos capaces de conectarse y comprometerse con la misma intensidad y ternura que sus mujeres, a recibir y cuidar los hijos que traen al mundo.
María después de tantos años de experiencia, fundó su escuela para formar a otras facilitadoras del nacimiento, y se mueve como las buenas para que algún día se concrete el proyecto de la Casa de Parto que Buennacer gestó en alianza con la Alcaldía de Vargas (donde no hay ni siquiera Maternidad Pública). María, para finalizar la entrevista alerta: “En esta etapa de mi vida creo que la propuesta de educación prenatal que hemos validado en nuestra experiencia se debe volcar a lo público, pues mientras la experiencia del embarazo, el parto y el postparto siga medicalizada, la violencia obstétrica descrita en la Ley como delito, seguirá ocurriendo en nuestras maternidades públicas y las cifras de mortalidad materna continuarán siendo una vergüenza nacional”.

sábado, 27 de noviembre de 2010

Doulas

Relatan Ehrenreich y English en su libro “Por su Propio Bien” que en épocas anteriores a la consolidación del oficio de médico —que en sus inicios, como todas las otras profesiones era patrimonio exclusivo del género masculino— la habilidad de curar estaba atada a las obligaciones y espíritu de la maternidad. En esos tiempos, señalan estas autoras, “cualquier mujer que no fuera una privilegiada debía conocer, al menos, el lenguaje de las hierbas y las técnicas para curar; las más eruditas incluso viajaban a lugares lejanos para compartir sus conocimientos. Las mujeres que se distinguían como sanadoras no eran sólo comadronas que cuidaban de otras mujeres sino ‘médicas generales’ herbolarias y consejeras que ayudaban tanto a hombres como a mujeres”.
Sincronías e intuiciones son formas de conocimiento femenino, por eso se fueron descartando y degradando en la medida que las sociedades se hicieron más machistas. Brujas, sanadoras y comadronas se guiaron por la intuición, la observación y la experiencia y por ello fueron cruelmente perseguidas y aniquiladas. Las mismas autoras cuentan como esta historia de tensión entre las sanadoras sin títulos y los profesionales masculinos de la medicina empezó en la Europa medieval, y culminó en ese mismo período con triunfo de la profesión médica masculina. Esta guerra declarada al conocimiento femenino, a su paso destruyó cantidad de redes de ayuda mutua conformadas por mujeres y llevó a la hoguera a miles de mujeres sanadoras y sabias acusándolas de de brujas.
Fue sólo siglos después de esta espantosa cacería, cuando las mujeres fueron aceptadas en las escuelas de medicina (a mediados del siglo veinte), que recuperamos el derecho a sanar sin arriesgar nuestro prestigio moral o la vida. La persecución y exterminio de sanadoras y comadronas, sumada a la satanización del cuerpo y el placer sexual femenino, más antigua aún, apartó a las mujeres de su cuerpo y su poder.
Una de las expresiones más dramáticas de la pérdida del poder de la mujer sobre su propio cuerpo es el fenómeno denominado “medicalización del parto”. Las mujeres nos hemos desconectado del conocimiento ancestral del proceso natural de embarazo y parto y nos hemos puesto pasivamente “en manos de los médicos”, así hemos perdido nuestra capacidad para vivir con autonomía y consciencia plena un evento único y fundamental en nuestra vida y la de hijos e hijas que traemos al mundo, como es el parto.
En la búsqueda de la recuperación del poder ancestral femenino, y de nacimientos sin violencia que contribuyan a la consecución de una cultura de paz y la tolerancia, han resurgido los antiguos oficios de sanadoras, brujas y comadronas encarnados en las llamadas “Doulas”. El término Doula fue acuñado por la antropóloga Dana Raphael quién lo tomó de la cultura Filipina para referirse a las mujeres que ayudan a las nuevas madres durante el parto, la lactancia y el cuidado al recién nacido. En Venezuela tenemos un grupo de Doulas fundadoras y coordinadoras de programas de formación para el parto donde han nacido cientos de niños. En nuestros próximos artículos, compartiremos sus testimonios y los el de padres, madres e hijos que han llegado al mundo acompañados por ellas.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Barrigones

En BuenNacer, organización pionera en la formación de parejas para el parto humanizado en Venezuela, es frecuente oír a las preparadoras llamar cariñosamente a las mujeres preñadas “las barrigonas” y a sus maridos “”los barrigones”. En sus cursos de preparación para el parto tuvieron que abrir -a petición de “los barrigones”- un espacio de encuentro y discusión específico para los gestantes, bajo el argumento de que no era suficiente acompañar a sus parejas, ellos también tenían cosas particulares que trabajar en relación con el embarazo y el parto.
En ese espacio íntimo y protegido de chalequeos machistas que crearon en BuenNacer los hombres se atreven a compartir sus vivencias particulares en su condición de “preñados”: los miedos y angustias por la salud del/la bebé; lo atractivas que les resultan sexualmente las voluptuosas y redondas formas de sus amadas; el temor a la responsabilidad económica que se avecina y ¡sorpresa! Las nauseas, los vómitos, los calambres, los dolores de barriga, los cambios de humor, el cansancio y la presión arterial baja ¡qué están sufriendo con el embarazo! Al principio del embarazo vomité mucho y me venían como unos mareos. Después agarré una comedera… además me antojé de comidas que nunca me habían llamado la atención, que si cambur con leche, buñuelos, jugo de remolacha, que se yo – cuenta un barrigón; Me siento cansado y me dan calambres con mucha facilidad, mientras ella que es la que tiene la barriga anda tranquilaza, como si nada… cuenta otro mientras suelta la carcajada.
En el libro “El hombre embarazado. Manual de supervivencia”, de Rodolfo Sbrissa, el periodista Guillermo Andino cuenta: Durante los primeros tres meses, Carolina, mi mujer, tenía nauseas y vomitaba todos los días. Sólo uno de los noventa días no vomitó y el que tuvo los síntomas fui yo. Y, aunque no lo puedan creer, ¡vomité bilis! Igual que ella cuando se levantaba.
Lo relatado por estos hombres no son hechos aislados ni producto de la imaginación. Es el denominado Síndrome de Couvade (couver, que significa incubar en francés) que afecta a muchos hombres que van a ser padres. Según los expertos, entre el 10 y el 65 por ciento de los esposos gestantes sufren este síndrome y pueden presentar desde cambios de humor, náuseas, vómitos, cansancio, presión arterial baja y calambres en las piernas hasta dolores abdominales similares a las contracciones uterinas.
Según los estudiosos, este fenómeno encuentra su explicación en dos esferas: la psicológica y la orgánica. En 1994, un grupo de investigadores de la Universidad de Pisa llegaron a la conclusión que el Síndrome de Couvade sería el equivalente psicosomático de los rituales primitivos de la iniciación en la paternidad. En el plano biológico, varios estudios han evidenciado que la paternidad produce cambios hormonales en el hombre: la prolactina aumenta semanas antes del nacimiento y también se registran aumentos del estradiol y el cortisol. Incluso los niveles de testosterona pueden reducirse notablemente durante los días posteriores al nacimiento. Es decir, que los hombres experimentan cambios hormonales asociados a la paternidad, similares a los maternales. Por eso en BuenNacer les llaman los barrigones.

sábado, 6 de noviembre de 2010

Ternuras Paternales

Hasta no hace mucho se consideraba que el rol de los padres en la crianza de los hijos estaba circunscrito a la responsabilidad económica, a garantizar por la vía de su autoridad el cumplimiento de las normas. Así, los padres tenían poca o ninguna participación en la etapa del embarazo y en la crianza durante los primeros meses – incluso años- de su progenie.
A mediados del siglo pasado era impensable ver a un hombre en sus cabales hablándole “chiquito” a su hija a través de la enorme barriga de su esposa; tampoco era probable encontrarse a un hombre sentado al lado de su esposa en un curso aprendiendo a sacarle los gases y cambiarle los pañales al chamo que viene en camino; ni hablar de la posibilidad de contemplar a un hombre cantando tiernamente acompañado del vaivén de la mecedora o el chinchorro mientras agarra el sueño su pequeño heredero. Para felicidad de todos, hoy en día, estas escenas y muchas más, siempre conmovedoras, son comunes en la vida de muchas parejas embarazadas y recién paridas.
Pero todavía no son la mayoría. Ocurre que al ser una conducta nueva entre los hombres, muchos aunque quieren transformar el rol del padre que conocieron por su propia experiencia, no saben por dónde empezar. Sabemos que no es fácil romper patrones culturales y resistir las presiones machistas del entorno, pero le garantizamos a los que se sienten atraídos por una paternidad más humana que los vincule a sus hijos por la vía de la ternura y no del miedo, que no se arrepentirán. A esos hombres, decididos a participar activamente en la crianza de sus hijos desde el momento de la gestación está dedicada esta lista de tips elaborados por el doctor Beltrán Lares: 1) Asista a los cursos de preparación para el parto y las consultas médicas; 2) Infórmese usted mismo, investigue sobre el embarazo, el nacimiento, la lactancia y la crianza; 3) Conviértase en un experto cambiando pañales, vistiendo y bañando al bebé; 4) Levántese en la noche cuando el bebé llame la atención de mamá y quiere alimentarse. Camine con ella, acaríciela, sáquele los gases al bebé, y contribuya para que ella pueda descansar un poco más; 5) Duerma con su bebé, compartan la cama los tres. Haga un espacio donde el bebé esté cómodo, no muy caliente, y seguro de no ser apretado; 6) Si es fumador, no fume en presencia del bebé, ni permita que nadie lo haga; 7) Aprenda el lenguaje del llanto de su bebé: el llanto intenso de los cólicos, el llanto por hambre o por cansancio. Siempre consuele a su bebé cuando llore; 8) Cántele y cuéntele historias, a su bebé le encantará oír su voz y escuchará con suma atención y casi invariablemente se dormirá sereno y tranquilo 9) Reconozca que criar un bebé es un trabajo duro. Participe en la labores del hogar desde la convicción que esta es una responsabilidad compartida y como una manera efectiva de tener más tiempo para disfrutar juntos de su bebé.
Mi hija y mi hijo atesoran recuerdos de padres sacadores de gases y cambiadores de pañales; expertos en dormirlos tiernamente en mecedoras y chinchorros; echadores de cuentos antes de dormir, bajadores de fiebre y todo lo demás. Padres presentes desde antes que él y ella nacieran. Créanme cuando les digo que no se arrepentirán…

sábado, 16 de octubre de 2010

Hombres en estado de gestación

El psicólogo colombiano Walter Riso en su libro Intimidades Masculinas, señala que aunque los hombres no pueden parir físicamente, también se embarazan. Según este autor, durante el embarazo de su pareja, el varón pasa por un estado de gravidez psicológica el cual describe desde su propia experiencia -como padre y psicólogo- de esta manera: Nosotros esperamos, sufrimos, hacemos fuerza, nos asustamos, reímos, lloramos y fantaseamos a la par. Los hombres también damos a luz; a nuestra manera, pero lo hacemos. Algo ocurre en el varón en estado de gestación que aún no podemos explicar claramente desde la psicología.
Riso sostiene que dentro de las múltiples y variadas respuestas psicológicas al embarazo es posible definir cinco grupos de tipos de varones en estado de gestación.
Está el grupo de los que no se dan por enterados. Son hombres para quienes tener un hijo es como comprarse un carro o una moto. No les interesa ni se involucran en lo que pueda estar viviendo la madre de su hijo/a a nivel físico o emocional; y cuando se ven presionados por su pareja a intervenir de manera más directa, lo hacen con desgano. Puede que algunos cambien su conducta con el nacimiento del/la bebé, es posible que dejen salir alguna emoción y se conecten con su rol de padre.
Luego está el grupo al que le da por el enamoramiento, el sentimiento de amor por sus esposas crece exponencialmente cuando se enteran del embarazo: las aman, cuidan y las consienten mucho más que antes de que el bebé fuera concebido. Mientras dure la gestación serán los mejores maridos del mundo, pero apenas nace el bebé volverá a los antiguos patrones afectivos, al regresar al a la brega diaria el/la niño/a nacido pierde el encanto.
Están los que se sienten relegados, estos hombres al enterarse que sus esposas están embarazadas se ponen paranoicos, la relación que establecen con el bebé en camino es ambivalente y de competencia, desarrollan una celotipia filial. Después que han transcurrido los primeros meses después del nacimiento del bebé suelen resignarse a compartir el amor de su mujer con el/la nuevo/a integrante de la familia.
Hay un grupo que muestra rechazo por la mujer embarazada, estos hombres sufren una profunda transformación emocional. Si antes del embarazo eran maridos sensibles y amorosos, al enterarse que su esposa está preñada sentirán rechazo y cierta incomodidad al relacionarse con ella, particularmente les incomoda la idea de tener relaciones con su esposa embarazada debido al temor de hacerle daño al bebé. Pueden ser responsables e incluso prepararse para recibir al niño/a de manera adecuada, pero el desamor por la madre de su futuro vástago es una fuente de dolor y tristeza para ella
Por último está el grupo que disfruta sanamente de la experiencia de la paternidad sin involucrar a la pareja en forma patológica. Son hombres que al mismo tiempo que sufren las angustias propias de un evento tan importante como lo es el nacimiento de su muchachito/a, se sienten felices y plenos, Según lo subraya el propio Walter Riso, para los varones maduros y equilibrados, el embarazo es una buena oportunidad para estrechar vínculo con la mujer amada, y mejorar los anteriores.

Paternidad, embarazo y parto

Quisiéramos estimular el crecimiento del grupo de hombres que comparten las preocupaciones propias (para mujeres y hombres) de un evento tan fundamental en la vida como lo es el embarazo y nacimiento de los/as hijos/as y que se sienten felices y plenos en su condición de padres. Soñamos con una sociedad poblada de varones maduros y equilibrados, para quienes el embarazo y el parto sea una oportunidad para profundizar el vínculo con la mujer amada y el hijo/a que está por llegar; una sociedad habitada por una mayoría de hombres comprometidos con la crianza de sus hijos no sólo como proveedores económicos, sino también como proveedores de afecto, ternura y protección. Tenemos la certeza de que en la medida en que los índices de paternidad irresponsable de nuestro país dejen de ser una vergüenza, y que los hombres se involucren como padres afectivos, responsables y comprometidos desde el mismo momento en que en que reciben la noticia del embarazo, la calidad de vida de la población venezolana tendrá cambios muy positivos.
Aunque todavía no son la mayoría, afortunadamente cada día son más los hombres que desean participar activamente durante el embarazo y el parto de sus hijos. Cada vez es más normal verlos en las consultas ginecológicas y del control prenatal no sólo acompañando a sus parejas, sino participando activamente y formulando preguntas y observaciones informadas sobre úteros, vaginas y bebés. También es muy frecuente su asistencia a los cursos de preparación para el parto, tanto, que se han tenido que abrir espacios específicos de formación e información para los barrigones como los llaman cariñosamente las preparadoras/es.
Hoy en día es más probable que se les permita a los hombres participar del parto de sus parejas en las clínicas y algunos hospitales, y según lo señala el doctor Beltrán Lares, gineco-obstetra venezolano con varios años de experiencia en parto humanizado: la vieja y trillada creencia de que los hombres se desmayan al ver parir a sus mujeres está siendo sustituida por la gran satisfacción expresada por aquellos varones que han llorado de alegría, reído y participado del nacimiento de sus hijos/as directa y activamente. Pues según lo enfatiza él mismo: parir es una experiencia humana conmovedora, no es un acto médico exclusivamente.
Los hombres pueden participar activamente en el parto desempeñando roles que abarcan desde ser custodio de la privacidad necesaria durante el trabajo de parto, pasando por brindar el apoyo emocional y psicológico principal durante este proceso; hasta sosteniendo físicamente a sus mujeres para ayudarles a mantener las posturas verticales al momento de parir.
Para el doctor Lares: participar en le parto ofrece la oportunidad de ver la fuerza de la mujer en una expresión máxima de coraje y feminidad… y es la oportunidad para el varón de llorar de alegría, de abrir su corazón a la expresión emocional masculina tan reprimida en nuestras sociedades.
¡Anímese! Y forme parte de ese colectivo de hombres que ha apostado a los cambios personales y sociales por la vía del ejercicio de una paternidad centrada en la ternura, lejos del autoritarismo y la represión.

sábado, 9 de octubre de 2010

Embarazadas, no enfermas

Maternidad

Mi cuerpo,
como tierra agradecida,
se va extendiendo.

Ya las planicies de mi vientre
van cogiendo la forma
de una redonda colina palpitante,
mientras por dentro,
en quién sabe que misterio
de agua, sangre y silencio
va creciendo como un puño que se abre
el hijo que sembraste
en el centro de mi fertilidad.


Queremos acercar a nuestras lectoras y lectores a una visión de la maternidad, el embarazo y el parto más poética, promover una mirada que nos acerque a la maravilla que es, y la fuerza creadora que genera, vivir el embarazo y parto conectadas con nuestro cuerpo y la energía de vida y creación que se gesta dentro de nuestro ser. Por eso comenzamos nuestro artículo de esta semana con el poema Maternidad de la escritora nicaragüense Gioconda Belli, quien ha dedicado gran parte de su obra poética a temas relacionados con la sexualidad e intimidad femenina.
La maternidad une misteriosamente nuestro pasado y futuro, al mismo tiempo que conecta lo más corporal, sensual y terrenal de nosotras con lo más sagrado y espiritual del universo. Todas estamos profundamente vinculadas con la maternidad, pues aunque no todas tendremos hijos/as, todas somos hijas.
La maternidad refleja más que ningún otro acontecer de la vida la interdependencia humana. Para crear y criar estas nuevas vidas, necesitamos apoyo de todos/as los/as que nos rodean. Es necesaria la participación de toda la comunidad para garantizar una buena calidad de vida para ese ser que se gesta en nuestro vientre.
Ancestralmente eran las madres, hermanas, abuelas y las comadronas, quienes a partir de su propia experiencia le ofrecían a la mujer preñada sus conocimientos sobre transformación del cuerpo y espíritu durante el embarazo, el parto y la lactancia. Con el tiempo las mujeres fueron renegadas de este campo de conocimiento, convirtiéndose éste en un asunto exclusivo del ámbito médico. Por eso hoy en día en la mayoría de los centros de salud tratan a la mujer embarazada como si estuviera enferma ¡Falso! nada más lejos de una enfermedad que un embarazo y un parto normal.
Si el embarazo no es una enfermedad – que no lo es- a las mujeres nos corresponde la tarea de tomar las medidas necesarias para vivirlo de la manera más fácil y más sana posible. Es nuestra responsabilidad cuidarnos mejor que nunca, y es obligación de nuestras parejas amigas, amigos y familiares brindarnos todo el apoyo requerido para ello.
Los cuidados prenatales implican mucho más que ir mensualmente al control médico, la atención y recomendaciones médicas son fundamentales sin duda, pero las mujeres tienen que atender además otra serie de aspectos de su vida para procurarse el mayor bienestar posible para ella y su bebé durante su embarazo, y para lograr dar a luz conscientes y autónomas.
La buena alimentación; la actividad física y ejercicio; la decisión informada de cómo queremos que sea nuestro parto; la consecución de un ambiente social familiar armónico y solidario; y la preparación para el parto, son algunos de los aspectos a incluir dentro de nuestros cuidados prenatales. En nuestro próximo artículo hablaremos más ampliamente de cada uno de ellos.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Parto Humanizado

El parto puede llegar a ser una experiencia sublime y erótica. Lo sabemos por nuestra propia experiencia y la de miles de mujeres en el mundo que decidieron ser protagonistas y autónomas a la hora de parir. Para lograrlo se informaron sobre la fisiología del embarazo y el parto, y se prepararon para dar a luz, gracias al uso consciente de la respiración y la relajación. Las/os promotoras/es de este movimiento a nivel mundial son un grupo de obstetras, enfermeras, preparadoras, comadronas y mujeres embarazadas que trabajan para lograr lo que han denominado la humanización del parto. El parto humanizado demanda una serie de condiciones que, por lo general, no se cumplen en las clínicas ni los hospitales venezolanos.
La Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una vida sin Violencia define la violencia obstétrica como la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal de salud, expresados en un trato deshumanizado, en un abuso de medicación, y la patologización de los procesos naturales, trayendo consigo la pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad, e impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres. Asimismo, el artículo 76 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela garantiza protección integral a la maternidad. Sin embargo, sabemos que el cumplimiento de establecido lo en la ley está muy lejos de la realidad. Son muchos los servicios de atención al parto (públicos y privados) que deberían ser reestructurados.
El parto humanizado es un paso esencial hacia la consecución de una sociedad donde reine la paz. Numerosas investigaciones evidencian que las vivencias prenatales (de antes de nacer) y perinatales (de inmediatamente después de nacer) marcan la vida psicológica de las personas. No puede ser lo mismo llegar al mundo a través de un cuerpo consciente, oxigenado y relajado; contar con una madre autónoma y dueña de su cuerpo que te ayuda a nacer; contar con un padre que apoya a tu madre y te recibe con un abrazo pleno de ternura masculina; nacer en un ambiente acogedor iluminado con suave luz, que llegar al mundo en una sala obstétrica donde mujeres paren solas sin apoyo amoroso alguno; asustadas; con los músculos tensos y la respiración entrecortada; sin saber qué está pasando con su cuerpo y donde los bebés nacen entre los gritos de la madre, iluminados por una luz que los encandila y los asusta…
Un pionero del parto humanizado fue el obstetra francés Frederick Leboyer, quien en 1976 publicó un libro que causó gran impacto en el mundo, titulado Parto sin Violencia. En una entrevista que le hiciera en el año 2006, Alfredo Embid le preguntó: ¿Qué sucede en la conciencia de una mujer en el momento del parto? Leboyer le respondió: …La mujer que ha tocado las profundidades de sí misma deja de estar limitada en su cuerpo durante el parto. De golpe se vuelve una, con la Madre Divina, es decir, con la vida, con la tierra. Percibe que algo sucede a través de ella…
La mujer que pare conscientemente sabe que a través de ella y su cuerpo llegan a este territorio niños y niñas con un gran potencial para vivir en paz y disfrutar la vida a plenitud…

sábado, 18 de septiembre de 2010

Dar a luz

En artículos anteriores explicamos como erotismo y genitalidad no son la misma cosa, en esa ocasión citamos a Judith Ress: cuando hago un recorrido por mis experiencias de plenitud, es decir, eróticas, me doy cuenta que son momentos en los que experimento contención, pertenencia, aceptación, placer; cuando siento una profunda conexión con otro ser humano, con un árbol, con el mar, las montañas, la luna, las estrellas, las nubes… cuando me siento parte de algo mucho mas expansivo que mi ser . También reprodujimos la lista de placeres sagrados que enumera la misma autora en un texto testimonial publicado en la revista Conspirando, al mismo tiempo que invitamos a nuestros/as lectores/as a elaborar su propia lista.
Entre mis placeres eróticos sagrados figura en primer lugar el día que dí a luz mi hijo mayor, cuyo relato – publicado en un libro de mi autoría- compartí con mis lectores/as en el artículo que titulé: Mi lista.
La expresión dar a luz nos remite al poder femenino; al potencial de las mujeres para encarnar procesos naturales llenos de fuerza, vida y erotismo, conectados con una energía que está mas allá del propio ser. Parir o dar a luz es un evento en la vida de las mujeres vinculado directamente con su sexualidad, no sólo por que el embarazo y el parto derivan de las relaciones sexuales, sino porque también forma parte de la relación de las mujeres con su propio cuerpo y sus zona genitales.
En su artículo El sentido sagrado del nacimiento, Denisse Roberts señala: …El parto precisa que la madre confíe en su cuerpo y esté contactada con todas sus partes. La mujer debe entender que el parto es un acontecimiento sexual y sentirse a gusto con su sexualidad. Necesita saber que las personas que la rodean aceptan su cuerpo y la naturaleza sexual de este evento, que no se sienten violentadas ni avergonzadas por que ella está pariendo, y que no van a inmiscuirse en el proceso...
Lamentablemente las mujeres hemos sido educadas para que ocurra todo lo contrario: temer y a degradar la experiencia de parto ¡Parirás con dolor! es un mandato cultural grabado en los tuétanos, en lo más profundo de nuestro inconsciente. Romper con las falsas creencias que nos impiden experimentar el poder femenino, el erotismo y el placer sagrado que involucra el acto de dar a luz, resulta sumamente difícil en esta sociedad patriarcal que castiga a la mujer parturienta ruleteándola de hospital en hospital hasta la muerte. En nuestro artículo Elecciones Parlamentarias y Sexualidad, señalamos el alto índice de mortalidad materna en Venezuela, como uno de los primeros asuntos vinculados con sexualidad y política que debería tratado en la próxima Asamblea Nacional.
El parto se puede convertir en una experiencia de éxtasis y profunda conexión corporal y espiritual, para ello las mujeres deben tener acceso a la información y formación que les permita empoderarse para participar de manera activa y autónoma en este evento crucial y trascendental de su vida. En nuestro país hay varias experiencias muy valiosas de programas de preparación para el parto (públicas y privadas) que deben divulgadas y replicadas masivamente. A este tema dedicaremos nuestros próximos artículos.

sábado, 11 de septiembre de 2010

Elecciones Parlamentarias y Sexualidad

Haremos una pausa necesaria en el tema que veníamos tratando, para abordar el asunto específico de sexualidad y agenda legislativa. Luego volveremos al tópico de erotismo y cotidianidad.
El tabú de la sexualidad nos arropa a todos/as e incluso aquellos/as que hemos pasado parte importante de nuestra vida reflexionando y discutiendo sobre el tema, no estamos exentos de conflictos y contradicciones.
Por razones culturales a la mayoría de los/as políticos/as les cuesta mucho comprender la dimensión política de la sexualidad y, lamentablemente, a los electores también.
La mortalidad materna; el índice de embarazos en adolescentes; el ruleteo de la parturientas; la insuficiencia de programas de planificación familiar; el difícil acceso a métodos anticonceptivos de la población, en general; la ausencia de servicios de salud sexual y reproductiva, políticas de atención prenatal y postnatal especiales para adolescentes; la prostitución infanto-juvenil; la insuficiencia de servicios de apoyo psicológico y legal a las víctimas de violencia sexual y doméstica; la falta de celeridad de los tribunales de los casos de violencia hacia la mujer y abuso sexual infanto-juvenil; los preocupantes índices de infecciones de transmisión sexual, particularmente el VPH y VIH/SIDA; el aborto; la feminización de la pobreza; la ausencia de una política nacional educativa sostenida y sustentable de educación sexual integral en todos los niveles educativos; los derechos humanos de los gay, lesbianas, bisexuales y transgénero (GLBT); la brecha salarial por razones de género; la deserción escolar por razones de género; la participación mayoritaria de varones jóvenes – obedeciendo a los patrones de construcción de la masculinidad socialmente impuestos- en los hechos de violencia que diariamente ocurren en nuestro país; el femicidio; son sólo algunos de los problemas sociales que aquejan a nuestro país y son evidencia de la estrecha relación entre la sexualidad y la política.
He prestado mucha atención a la agenda legislativa ofrecida por los/as candidatos/as del PSUV, la MUD y el PPT, y no he escuchado ni una oferta para llevar al parlamento estos temas. Sabemos por nuestro contacto con las comunidades de su preocupación por estos asuntos, son temas obligados en las plenarias de los talleres que hemos organizado en comunidades populares de todo el país.
Generalmente, los y las electoras no incluimos estas preocupaciones en el diálogo con quienes se postulan para legislar el país, no la hacemos porque como ciudadanos/as también estamos marcados/as por la visión genitalizada de la sexualidad, y nos cuesta entender el importante papel que tiene la clase política en la superación de los problemas relacionados con la sexualidad que afectan nuestra vida cotidiana.
Creemos que los/as candidatos/as en elecciones parlamentarias tienen la obligación de comunicarle a los/as electores/as sobre el lugar que ocupan los derechos sexuales y reproductivos en su agenda legislativa, al mismo tiempo que los/as electores debemos considerar la dimensión política de la sexualidad a la hora de decidir nuestro voto. ¡El próximo 26 de septiembre es una buena oportunidad para empezar!

sábado, 4 de septiembre de 2010

Mi lista

En nuestro artículo de la semana pasada hablamos de erotismo y cotidianidad, y explicamos cómo el erotismo no está necesariamente relacionado con la genitalidad. También recogimos parte del testimonio de Judith Ress y su lista de placeres sagrados para unirnos a su invitación de elaborar nuestra propia lista. En el libro de mi autoría Elisa Jiménez. Una de ellas, publicado por la Fundación Polar, está este relato que deseo compartir con mis lectores/as y que constituye el primer recuerdo en mi lista de placeres eróticos sagrados…
A las doce de la noche del 31 de octubre le di la última puntada al moisés que estaba vistiendo para el ajuar de mi primogénito o primogénita. Con la satisfacción de haberlo terminado, plena, me dormí. Serían como las cinco de la mañana cuando me despertó un caudal de agua tibia que corría por mis muslos. Había roto fuentes... El médico, las preparadoras y mi mamá habían recomendado ir a la clínica cuando estuviéramos en “franco trabajo de parto” con contracciones cada 20 o 15 minutos y todavía faltaba para eso; esperaríamos a que aclarara el día…Apenas salió el sol llamamos a mi mamá. Cuando mamá llegó como a las ocho, ya habían arrancado las contracciones. Ahora sí estaba yo nerviosa, mas no asustada. Ella llegó muy alborotada, se reía, hacía chistes, hablaba y hablaba. En la espera a veces me hacía reír. Yo estaba concentrada, sentía una fuerza telúrica que se gestaba en el mero centro de mi cuerpo. Las respiraciones y la relajación me permitían experimentar lo que estaba más allá del dolor: el esfuerzo titánico de mi hijo por nacer, moviéndose en mi vientre, y mis entrañas armónicas abriendo el camino para darle a luz. En un momento me dio mucho frío: -Un baño con agua bien caliente y una buena frotada te quita eso hija, no te asustes —me dijo. Entonces me bañó bajo el acaudalado chorro del agua caliente de la regadera, y frotó mi espalda, mis nalgas, mis muslos con enorme fuerza y amor. Se me quitó el frío. Con su ayuda y la de mi esposo me vestí. En la clínica nos esperaba el doctor Piña, amigo y compañero de mi mamá. Estuvimos muy poco rato en la habitación. Entramos a la sala de parto, mi madre al lado mío en la cabecera de la cama, el doctor Piña abajo esperando al bebe, y el papá de Eduardo revoloteando cámara en mano registrando con su foco de fotógrafo profesional la luz que esperaba a su hijo. El movimiento telúrico arreció, mi cuerpo estaba al servicio de aquella sublime fuerza: -¡Merce, ahí viene mi amor, puja! Alrededor de nosotros el ojo saltarín sonaba clic, clic, clic. Sentí con abismal precisión a mi hijo que empujaba. Tomé todo el aire que podía e invoqué mi poderío femenino. Hija, puja, puja mi amor, aguanta un poquito, puja un poquito más nada más, ¡ya está, ya se le ve la cabecita!- me decía ella. Sentía su cabeza en mi túnel buscando la luz con decisión. ¡Ahora sí Merce, puja con toda tu alma, vamos, ahí está! – celebraba mamá. Por el más íntimo pasadizo de mi cuerpo sale un él. Mi hijo, vibrante. Siento un vacío enorme en mi ser. Él, que era uno conmigo, está afuera en la luz, frente a mí - ¡Es un varón, hija. Un varoncito hija!- Mi cuerpo está totalmente entregado a una corriente que me trasciende y me traspasa, lloro a mares, me río a carcajadas, abrazo, beso, amo...

sábado, 14 de agosto de 2010

Erotismo y cotidianidad

El tabú de la sexualidad que caracteriza nuestra cultura nos ha separado de manera brutal de la dimensión erótica de la vida cotidiana. Nos cuesta relacionarnos con la energía sutil y sagrada del placer erótico porque confundimos erotismo con pornografía, y asociamos el goce del cuerpo exclusivamente a las prácticas sexuales genitales. Pensamos entonces, que si no tenemos pareja o si tenemos pareja pero no tenemos relaciones sexuales satisfactorias, la energía erótica está fuera de nuestra vida y nuestro alcance. La verdad es que no necesariamente es así.
La actividad erótica tiene perfiles propios que la diferencian de las prácticas sexuales rutinarias. El Diccionario de Estudios de Género y Feminismos define la erótica como una disciplina en formación, que estudia toda actividad en la que se busca el placer y/o el goce, ya sea durante el coito o en cualquier práctica tenida por pulsión sexual genital, o a través de otras fuentes pulsionales no genitales como el placer de escuchar, mirar, olfatear, acariciar, succionar, o moverse. El erotismo incluye la estética: observar obras de arte, escuchar música, leer textos hermosos; la ingesta: degustar bebidas o comidas sabrosas; la actividad intelectual en cualquiera de sus expresiones; y la conexión amorosa profunda con otras personas (no necesariamente la pareja) como hijos/as, amigos/as, hermanos/as.
El erotismo es fundamental en la vida, pero son muchos los obstáculos para relacionarnos con el goce. La energía erótica nos conecta con la creación y la procreación, aspectos básicos para la vida humana.
El erotismo no esta necesariamente relacionado con la genitalidad y las relaciones sexuales, todos/as tenemos en nuestra vida cotidiana pequeños momentos relacionados con nuestra rutina diaria, donde nos conectamos con el goce, son experiencias de plenitud que nos vinculan con el placer de la vida, experiencias eróticas…
Judith Ress, teóloga feminista chilena, en su artículo testimonial Mis Placeres Sagrados, nos relata: Cuando hago un recorrido por mis experiencias de plenitud, es decir, eróticas, me doy cuenta que son momentos en los que experimento contención, pertenencia, aceptación, placer; cuando siento una profunda conexión con otro ser humano, con un árbol, con el mar, las montañas, la luna, las estrellas, las nubes… cuando me siento parte de algo mucho mas expansivo que mi ser. Algunos de mis placeres sagrados incluyen: nadar, mi práctica espiritual diaria; abrazos verdaderos; conversaciones después de hacer el amor; el olor de los bebés; el olor del pan en el horno; danzar; llorar con alguien compartiendo su pena; llorar sola con mis propias penas; llorar lágrimas compasivas mientras leo una novela conmovedora; reír a carcajadas con un grupo de amigas ( esa risa que sale de las entrañas y que es a la vez compasiva y sanadora); ver a los hijos ya grandes, en sus cuerpos viriles jugando futbol; estar desnuda en un pozo profundo de agua caliente bajo la luz de la luna y las estrellas. Judith termina su sencillo testimonio aclarándonos que esa es sólo una pequeña lista para comenzar… Y pregunta sobre nuestra propia lista ¿Podrías elaborarla?

sábado, 7 de agosto de 2010

Lo erótico como poder

Hemos crecido riéndole la gracia a Pedro Picapiedra cada vez llama a su esposa con un grito estridente y autoritario ¡Viiiilma! Mientras ella corre a atender sus requerimientos, y contemplando con toda naturalidad la muy difundida caricatura del hombre prehistórico arrastrando a su mujer por los cabellos. Por lo visto la perspectiva de que desde el tiempo de las cavernas los hombres han dominado al planeta y a todos los seres que la habitan, nos parece natural y muy chistosa. Creemos que desde siempre los hombres han sometido a la naturaleza, las mujeres, y a todos los seres vivos a través de la fuerza. Falso.
Restos arqueológicos de culturas prehistóricas neolíticas descubiertos en la segunda mitad del siglo XX interpretados por la arqueóloga Marija Gimbutas han conducido al redescubrimiento de una elaborada y sofisticada religión que concebía el principio femenino como creativo y eterno y como fuente de todo lo que existe. Posteriormente Merlin Stone y otras estudiosas, se han dedicado a indagar en las tradiciones del pasado en busca de los mitos y cultos que celebran y veneran a la Diosa.
En estas tradiciones culturales de los inicios de la civilización la sexualidad y el placer estaban dentro del ámbito de lo sagrado, y la vulva se veneraba como manifestación divina del poder creativo de la mujer. En estas sociedades la mujer no estaba subordinada al hombre, ni el hombre a la mujer pues el poder de la dominación no simbolizaba el valor que en nuestra cultura jerárquica y machista representa. La asociación de la sexualidad con lo sagrado contribuyó al desarrollo de sociedades más equitativas y pacificas.
El concepto y la valoración del sexo es una construcción cultural; así lo evidencian las diferencias entre los símbolos e imágenes sexuales prehistóricas y las actuales.
La idea de que el cuerpo humano es inferior a la mente y el espíritu surge en la las épocas griega y romana clásicas, especialmente entre los filósofos estoicos. Más tarde con San Pablo y San Agustín, entra en vigencia la noción de que le cuerpo humano, y en particular el cuerpo de la mujer, es corrupto y demoníaco. Así, quedó vinculado el sexo placer con el pecado; y lo sagrado-divino con el dolor y el sufrimiento. Se separó al hombre de la mujer y a la naturaleza de lo espiritual y por lo tanto a cada uno de nosotros de nuestra propia energía erótica, señala Riane Eisler autora del libro Sexo, mitos y política del cuerpo.
El reencuentro con la dimensión sagrada del cuerpo y el placer, el principio femenino creativo y la dimensión espiritual de lo erótico, es un transito necesario para responder las preguntas de las mujeres de Lezama ¿Por qué las personas se ponen frías o sea no sienten deseos de tener relaciones? ¿Por qué a la edad que tengo ya no me provoca tener relaciones sexuales? ¿Por qué las parejas se aburren?
Para cerrar, palabras de Audré Lorde en su artículo: Lo erótico como poder: …Cuando empezamos a vivir de adentro hacia fuera, en contacto con el poder de lo erótico dentro de nosotras(os), permitiendo que ese poder informe e ilumine nuestras acciones en el mundo que nos rodea, entonces empezamos a ser responsables de nosotras(os) mismas en el más profundo sentido…

sábado, 31 de julio de 2010

Sexualidad, erotismo y calidad de vida

En nuestro artículo anterior subrayamos la importancia de dimensión erótica de la sexualidad como un factor esencial para la calidad de vida y el desarrollo humano. Nuestra motivación para el abordaje de este tema tiene que ver con las preguntas formuladas de forma anónima por un grupo de personas de comunidades rurales quienes participaron en un taller que llevamos cabo en el estado Guarico recientemente. Una de esas preguntas fue: ¿Por qué las personas se ponen frías o sea no sienten deseos de tener relaciones?
En el Diccionario de Estudios de Género y Feminismos compilado por Susana Gamba, se describen una algunas características de la actividad erótica que la distinguen de las prácticas sexuales rutinarias, entre ellas se señala: Lo erótico y lo sugerido son inseparables, lo sugerido permite continuar pensando en aquello que se desea… y queda a cargo de la pulsión (el deseo) completar imaginariamente aquello que no se dice o se muestra. Es decir, lo erótico es la imaginación y la poesía en comunión con el impulso sexual. Rubén Monasterios, por su parte, en su libro Lo erótico/ Lo pornográfico reseña lo siguiente: Sexualidad y erotismo no son la misma cosa; para que la más primitiva función sexual se vuelva pasión o se haga exacerbada debe intervenir otro componente correspondiente a las elaboraciones intelectivas del instinto sexual, y este no es otro que una facultad, que hasta donde sabemos, solo está ampliamente desarrollada en la especie humana: la imaginación; en consecuencia, es del todo válido afirmar que el erotismo es la imaginación puesta en función de la sexualidad. Así es, el erotismo es lo que diferencia la función sexual humana de la de los demás animales del planeta, y es que los únicos seres vivos que tenemos imaginación somos los humanos… y las humanas, por supuesto.
¿Por qué las personas se ponen frías o sea no sienten deseos de tener relaciones? Creemos que las razones son muchas: la idea equivocada de que la principal y única función de la sexualidad es la reproductiva; la idea equivocada de que la sexualidad es un aspecto de nuestra vida del cual debemos avergonzarnos; la idea equivocada de que la sexualidad y la imaginación deberían estar desvinculados; la idea equivocada de que el tiempo dedicado a la sexualidad en un tiempo ocioso, sin oficio; la idea equivocada de que no hay por que hablar de nuestras necesidades y preferencias sexuales con nuestras parejas; las ideas equivocadas y la mala información que manejamos sobre nuestros órganos genitales y la función sexual. Las muchas ideas equivocadas sobre la sexualidad que se manejan en nuestra cultura son las responsables de la dificultad generalizada para poner la imaginación en función de la sexualidad, y elevar así nuestra calidad de vida desde la dimensión erótica.
Los pueblos tienen derecho al bienestar y los placeres sexuales, tienen derecho a disfrutar la dimensión erótica de la sexualidad para mejorar su calidad de vida.
Desarrollar una política educativa que nos permita identificar, conocer y desarrollar los aspectos positivos de la sexualidad y el erotismo, es una deuda pendiente con nuestro pueblo.

sábado, 24 de julio de 2010

Sexualidad y desarrollo

Estimados/as lectores/ras quisiera comenzar mi artículo ofreciéndoles disculpas por abandonarlos/as estas últimas semanas debido a razones de fuerza mayor. Contenta porque nuestra columna ahora será sabatina, alcanzando a un mayor número de personas, vuelvo con mis reflexiones.
Antes de verme obligada a suspender mis artículos viajé a Lezama en Guarico a dictar un Taller de Promoción del Ejercicio Responsable de la Sexualidad Adolescente. Un grupo de lideres comunitarios (sobre todo mujeres) entre los/as cuales había instructores deportivos, trabajadores/as de los centros de salud, integrantes de los consejos comunales y maestras/os se reunieron durante cinco días con nosotras para capacitarse en el diseño y ejecución de estrategias comunitarias dirigidas a prevenir ITS y embarazos en los y las adolescentes de sus comunidades.
En Avesa las preguntas e inquietudes de los/as participantes en nuestros programas de formación son el punto de partida fundamental. Así, en el un ejercicio llamado “El Buzón Secreto” les pedimos a los/as participantes que formulen sus preguntas de manera anónima para que después sean discutidas por ellos/as mismos/as en la plenarias que caracterizan nuestros programas de formación.
¿Hay posibilidad de que los orgasmos nunca se presenten? …Me pregunto por qué yo puedo estar hasta cuatro meses sin tener relaciones… ¿Porqué las personas se ponen frías o sea no sienten deseos de tener relaciones? ¿Por qué a la edad que tengo ya no me provoca tener relaciones sexuales? ¿Por qué algunas mujeres no pueden llegar a un orgasmo? ¿Cómo mantener una buena relación con tu pareja en la cama? ¿Por qué las parejas se aburren? ¿Cómo evitar el deseo sexual? ¿Por qué a unas personas le cuesta llegar al orgasmo y otras llegan rapidito? Preguntas formuladas en su mayoría por las mujeres (de entre 23 y 43 años) que participaron en nuestro último taller en Lezama. Las mismas que tenemos más 20 años ayudando a responder a través de nuestro programa de Educación Sexual Comunitaria.
Las políticas públicas actuales que vinculan sexualidad y desarrollo tienden a centrarse en los aspectos negativos de la sexualidad (la violencia, la explotación sexual, los riesgos de contraer enfermedades, entre otros) excluyendo aspectos positivos como el bienestar, la satisfacción y el placer. Ocurre que las visiones del desarrollo humano vigentes están basadas en concepciones que entienden la sexualidad como un ámbito de la vida que debe ser controlado y canalizado para limitar sus efectos perniciosos. La feminista brasileña Sonia Correa, señala en su artículo titulado Sexualidad, desarrollo y derechos humanos: En la mayoría de los casos, el acento ha estado puesto en alentar a las personas a decirle “no’’ al sexo riesgoso, en lugar de empoderarlas para que puedan decir “si” a un sexo seguro y más satisfactorio. No podríamos estar más de acuerdo. La dimensión erótica y placentera de la sexualidad como factor esencial de la calidad de vida y el desarrollo humano,
-necesaria todos los estratos sociales y muy especialmente los más pobres- será el tema al que dedicaremos nuestros próximos artículos.