El psicólogo colombiano Walter Riso en su libro Intimidades Masculinas, señala que aunque los hombres no pueden parir físicamente, también se embarazan. Según este autor, durante el embarazo de su pareja, el varón pasa por un estado de gravidez psicológica el cual describe desde su propia experiencia -como padre y psicólogo- de esta manera: Nosotros esperamos, sufrimos, hacemos fuerza, nos asustamos, reímos, lloramos y fantaseamos a la par. Los hombres también damos a luz; a nuestra manera, pero lo hacemos. Algo ocurre en el varón en estado de gestación que aún no podemos explicar claramente desde la psicología.
Riso sostiene que dentro de las múltiples y variadas respuestas psicológicas al embarazo es posible definir cinco grupos de tipos de varones en estado de gestación.
Está el grupo de los que no se dan por enterados. Son hombres para quienes tener un hijo es como comprarse un carro o una moto. No les interesa ni se involucran en lo que pueda estar viviendo la madre de su hijo/a a nivel físico o emocional; y cuando se ven presionados por su pareja a intervenir de manera más directa, lo hacen con desgano. Puede que algunos cambien su conducta con el nacimiento del/la bebé, es posible que dejen salir alguna emoción y se conecten con su rol de padre.
Luego está el grupo al que le da por el enamoramiento, el sentimiento de amor por sus esposas crece exponencialmente cuando se enteran del embarazo: las aman, cuidan y las consienten mucho más que antes de que el bebé fuera concebido. Mientras dure la gestación serán los mejores maridos del mundo, pero apenas nace el bebé volverá a los antiguos patrones afectivos, al regresar al a la brega diaria el/la niño/a nacido pierde el encanto.
Están los que se sienten relegados, estos hombres al enterarse que sus esposas están embarazadas se ponen paranoicos, la relación que establecen con el bebé en camino es ambivalente y de competencia, desarrollan una celotipia filial. Después que han transcurrido los primeros meses después del nacimiento del bebé suelen resignarse a compartir el amor de su mujer con el/la nuevo/a integrante de la familia.
Hay un grupo que muestra rechazo por la mujer embarazada, estos hombres sufren una profunda transformación emocional. Si antes del embarazo eran maridos sensibles y amorosos, al enterarse que su esposa está preñada sentirán rechazo y cierta incomodidad al relacionarse con ella, particularmente les incomoda la idea de tener relaciones con su esposa embarazada debido al temor de hacerle daño al bebé. Pueden ser responsables e incluso prepararse para recibir al niño/a de manera adecuada, pero el desamor por la madre de su futuro vástago es una fuente de dolor y tristeza para ella
Por último está el grupo que disfruta sanamente de la experiencia de la paternidad sin involucrar a la pareja en forma patológica. Son hombres que al mismo tiempo que sufren las angustias propias de un evento tan importante como lo es el nacimiento de su muchachito/a, se sienten felices y plenos, Según lo subraya el propio Walter Riso, para los varones maduros y equilibrados, el embarazo es una buena oportunidad para estrechar vínculo con la mujer amada, y mejorar los anteriores.